domingo, 27 de marzo de 2011

L'aldilà (1981) aka The beyond, aka El Más allá.

por Dr. Morbvs


Descarga
Lousiana, 1927. El principio recuerda a las clásicas peliculas de la productora Hammer donde el pueblo se revelaba contra el monstruo origen de sus males. Los truenos y relámpagos sobre un fondo sepia son un punto a favor para comenzar a destacar este metraje del resto de la obra de Fulci. Parecida al comienzo de Demonia (1990), pero mejor acabada, éstos son los detalles fetichistas de un director coronado como el Godfather of gore. En los primeros 10 minutos vemos el ajusticiamiento, bastante explícito, sobre la persona del pintor Schweik, artista acusado de hechicero, que plasmaba sus macabras visiones inspiradas por el maldito libro de Eibon, el mismo profético libro que rezaba que aquel hotel donde vivía era una de las 7 entradas al infierno- al igual que la ciudad de Dunwich, mencionada en City of the living dead (1980).

Lousiana 1981. Salto en el tiempo. El mismo hotel, ahora con nuevo dueño heredero, Liza (Katherine MacColl ) donde un maestro cae desde el andamio- al parecer porque vió un fantasma, una aparición de ojos lechosos, según balbucea luego. Los hechos paranormales se suceden: la campanilla de la habitación 36 comienza misteriosamente a sonar, habitación que pertenecía al ajusticiado pintor del comienzo de la película; un plomero pierde la vida en el sótano del hotel, de la mejor forma en que Fulci sabe hacer, con una más de sus inmortales escenas de daño ocular. Es entonces cuando el Dr. John McCabe (David Warbeck) entra a escena, en ayuda del maestro accidentado, para imponer la cuota racional en todo este rollo paranormal.

En este film los fetiches de Fulci dieron pié a un sinnumero de debates- entre que eran una forma de justificar su incompetencia fílmica hasta que cruzaban la línea de lo magistral, haciéndose así incomprensible para nosotros, simples mortales. Como por ejemplo, la escena donde son presentados el plomero Joe y Martha, la ama de llaves, que se miran, como si se conocieran, como cómplices, o algo traman, o tramaron... ¿o simple calentura ? Nunca se supo. Manías de Fulci que se repetirán a lo largo del metraje. Otro desconcertante personaje es Arthur, el conserje, que de buenas a primeras da la impresión del típico tontito que parece parte crucial de la película, mas la vorágine que es la mente del director no tuvo frenos, porque igualmente esta interrogante quedó flotando en el éter con el resto de la preternatural atmósfera de una película, tan personal del director, que serán pocos los que alcanzarán a entender su onírico significado.

Emily, la vidente ciega. A ella la vemos al comienzo de la película leyendo las terribles líneas del libro de Eibon, razón por la cual pierde la vista. Este espectro se contacta con Liza, apareciendo en plena carretera. Ella le advierte que se aleje del hotel mientras pueda, sin dar más explicaciones. Mientras, en la morgue de la ciudad, nuevamente vemos al Dr. McCabe, esta vez a cargo de la autopsia de un cadáver momificado- el cadaver de Schweik, el pintor. La misma sala frigorífica la comparte Joe, el plomero que también perdió la vida hace poco en el hotel. La viuda del plomero encuentra una muerte en una forma muy bizarra mientras prepara el traje de su difunto marido. Y su hija, una chiquita colorina de trenzas, presencia la escena de muerte y además recibe la marca de los que al parecer se meten con la profecía del libro de Eibon, quedando así también ciega.

El más allá junta muchos, sino todos, los fetiches del Maestro Fulci. Por ejemplo, cuando Emily, la ciega, le advierte a Liza que se aleje del hotel, una suerte de escena de Deja- Vú se repite, varias veces, sólo para dejarnos en la más completa perplejidad, en el limbo de uno de los pesadillescos sueños de Fulci, el más íntimo y emblemático.

Así y todo Liza no se deja intimidar por las tétricas advertencias de Emily, hasta que espectrales apariciones comienzana a acosarla. El Dr. McCabe pone la perspectiva racional de todo, el cable a tierra, un poco más al margen de los acontecimientos paranormales del hotel. Gracias a él todo el misterio se va aclarando.... sólo para confirmar la historia de fantasmas en la que están todos inmersos.

El libro de Eibon aparece y desaparece- desde la habitación número 36 , hasta en la tienda de un viejito que ríe histéricamente mientras escribe, tal cual lo hace mi colega bloguero, según dicen...

Gracias al amigo de Liza, Mr. Avery, es que presenciamos una de las más bulladas escenas dentro de ésta emblemática pelicula: la terriblemente enferma escena de la arañitas caníbales. Buscando información sobre los planos del hotel- ya que era el encargado del arreglo del mismo- este personaje en cuestión sufre un descalabro desde una de las escaleras en la biblioteca de Lousiana. Cae y queda privado de movimiento, pero conciente, mientras unas arañas pollito, que chillan y rechinan, se le acercan y se lo van comendo vivo, en cerca de 4 minutos de extrema violencia, gratuita y completamente innecesaria, pero que Master Fucli nos quizo regalar. Creo haber escuchado hasta pío- píos de estas arañitas, no lo sé. Escena no apta para personas sensibles, créanme.

Entonces el libro de Eibon cae al fin en manos del Dr.McCabe. Lo lee, mas no queda ciego. ¿Será por su talante racional? Y es así como comienza a investigar, sólo para, sin querer queriendo, despertar la ira de los muertos que irán resucitando, en una extensa escena en el hospital de Lousiana de la que Fulci nunca estuvo de acuerdo, ya que los productores, maestros ellos pero del dios dinero, se la encargaron para asegurarse así con el enganche publicitario y sencacionalisa. No podían faltar zombies, dijeron ellos, mas en una película que en realidad se estaba tejiendo con un hilo a todas luces sobrenatural- onírico. Sin embargo, aquí son notables las escenas de muerte, en que Fulci, al parecer a modo de desquite, volcó en una seguidilla de aciertos, tanto en violencia como en un logrado acabado realista dentro de su género.

En el film veremos como, una vez más, el director juega con los personajes y su espacio- tiempo, haciédolos volver una y otra vez al lugar de donde tratan de escapar, para finalmente mostrar un exquisito desenlace que termina con una pintura, representación del inhóspito infierno de Schweik, donde los protagonistas quedan al fin atrapados para la eternidad, cumpliéndose así en cabalidad la profecía del libro de Eibon.


"... and you will face the sea of darkness and all therein that may be explored"


No hay comentarios:

Publicar un comentario